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Día de Reyes. Sin duda, una noche de ilusión donde mirar y sentir a través de los ojos de tus hijos, su emoción, el miedo cuando son más pequeños a que los Reyes pasen de largo y no dejen nada en casa porque aún no se han quedado dormidos. Preparar la casa para la llegada de sus majestades, ponerle agua a los camellos, y luego acostarse a las tantas de la madrugada cuando por fin ellos se han dormido para dejar impregnadas en el suelo las huellas de los pajes, los camellos y sus majestades los Reyes que han dejado en su paso por casa. Todo lo que hacemos esta noche, sin duda es por ellos, por verlos felices, por  volver a nuestra niñez. Aquí es donde quiero pararme y reflexionar.

Hoy ha sido un día para mí de sentimientos encontrados, se han revuelto dentro más fuertes que otras veces. De esas emociones, de las cuales unas son alegres, otras tristes porque faltan personas que son irremplazables, porque ya no eres la misma después de este año pasado… he empezado a recordar esos momentos junto a mis peques y pienso en lo rápido que han crecido.  Ahora que tiene mi hija dieciséis y mi hijo trece años,  no han perdido esa ilusión por levantarse y encontrarse los regalos, porque yo nunca he dejado de hablar y de sentir a mi niña interior.

La niña fue la primera en desilusionarse con los rumores, y recuerdo cuando llegó a casa desilusionada y preguntándome si era verdad. Yo le devolví la ilusión por su hermano pequeño y la hice partícipe de este día siendo mi cómplice y manteniendo el secreto. Eso la mantuvo viva y la hizo sentirse mayor, responsable y contenta de ayudarme y formar parte de este cuento. Pero cuando ya llegó el día en que mi hijo pequeño se enteró, en ese momento me negué a que se perdiera esa sensación en ellos y esa ilusión. Gracias a que jamás he dejado morir a la niña que hay en mí, eché mano a mi creatividad y a mi imaginación. Y desde entonces cada año mis hijos tienen que superar una gymkana para encontrar sus regalos. El juego consiste en preparar pistas, que dos días antes empiezan a recibir. Las primeras son fáciles y consisten más bien en acompañarme en forma búsqueda del tesoro a conseguir lo que queremos recibir de los reyes, pero siempre dejando espacio para las sorpresas. Las pruebas más difíciles de superar llegan el día de Reyes al levantarse. Son una serie de pruebas que fomentan la unión entre los hermanos, que mantienen viva la ilusión, y pasamos un rato súper divertido en familia.

A veces mi niña interior tiene que buscar recursos para hacer felices a quién más quiero y hacen que mantenga viva siempre esa ilusión. Feliz día de Reyes para todos los niños y niñas del mundo independientemente del año en que nacieron.

La noche más mágica del año

María Martín Titos para el post «La noche más mágica del año». Navidades 2020/2021.

 

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