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Cuando observo la imagen de la Mujer Maravilla, veo más que una superheroína icónica; veo una fuente de fortaleza y valentía que resuena profundamente en mi propia experiencia. Esta imagen no es solo una pose poderosa, sino un recordatorio constante de cómo enfrentar la vida con coraje, incluso cuando el síndrome del impostor intenta sabotear mi confianza.

La Mujer Maravilla personifica la fuerza, la inteligencia y la gracia, pero lo que realmente me conecta con ella es la lucha interna que enfrenta a pesar de su fachada imponente. Como muchas mujeres, he experimentado el síndrome del impostor, esa sensación de no ser lo suficientemente buena, de no merecer el éxito que he logrado. A veces, la duda y el miedo se apoderan de mi mente, pero la imagen de esta foto tomada por Jorge Pastor me recuerda que incluso los héroes tienen sus propias batallas internas.

Esta pose que tengo va más allá de la representación física. Para mí es un gesto de determinación, de desafío a las adversidades. Aunque a veces me sienta atrapada en la autocrítica, la imagen de la Mujer Maravilla me inspira a adoptar una postura de valentía, a enfrentar mis miedos y a desafiar las expectativas autoimpuestas.

Recuerdo claramente el día en que tomaron esta foto. Fue un momento de cambio profundo y desafiante en mi vida. No solo representa el valor de mí  lucha contra fuerzas externas, sino también la valentía de enfrentar mis propias batallas internas. Esta foto capturó un instante de transformación, un recordatorio de que incluso en los momentos más difíciles, podemos encontrar la fuerza para seguir adelante.

Cada elemento de la imagen tiene un significado único para mí. Al igual que en la pose que todos conocemos de la mujer maravilla de la espada y el escudo, mi pose simboliza la capacidad de protegerme a mí misma, de establecer límites y defender mis valores. No llevo La corona de laurel en mi cabeza, no hace falta llevarla para recordarme a mí misma que, a pesar de los desafíos, siempre hay logros y victorias que celebrar.

En la vida, cada experiencia tiene un «para qué». Aquella foto bautizada por mi misma como “la Mujer Maravilla” representa mi resiliencia, mi capacidad de superar obstáculos y mi disposición a abrazar el cambio. A través de ella, aprendí a mirar mis desafíos como oportunidades para crecer y transformarme en una versión más fuerte de mí misma.

Así que, cada vez que me encuentro en un momento de duda, vuelvo a esta imagen. La Mujer Maravilla no solo es una superheroína ficticia; es mi recordatorio tangible de que la fuerza y la valentía residen dentro de mí, listas para ser desatadas cuando más las necesito.

A lo largo de las décadas, la Mujer Maravilla ha evolucionado de las páginas de los cómics a ser un ícono cultural global. La representación de la Mujer Maravilla como una heroína fuerte y segura de sí misma ha inspirado a innumerables personas a perseguir sus sueños y a luchar por la justicia en sus propias vidas. Os animo a haceros vuestra foto de Mujer Maravilla y que cada vez que la miréis se convierta en un símbolo propio de vuestra eterna fuerza y esperanza.

Querido Jorge Pastor, recuerdo que me dijiste que íbamos a hacer poesía con las fotos. Aquí tienes todo lo que significó para mí aquella sesión y concretamente esta fotografía. Gracias, gracias y gracias.

Foto de María Martín Titos para el post Mujer Maravilla. Fotógrafo Jorge Pastor.

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