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Cuando las alas de las mariposas son fuertes y valientes para volar muy alto no es tarea fácil controlar su revoloteo. A  veces llegan con la fuerza de un huracán y te sacan del mapa sin preaviso ni consideración. ¿Qué hago entonces? Salgo al campo de juego, observo la dirección del viento en mi pelo, respiro hondo y siento las sensaciones que recorren mi cuerpo. Mi pensamiento se vuelve loco y busco en cada reacción de mi piel una respuesta. De mis entrañas sale una tímida sonrisa y una ilusión que jamás había sentido.  Ese yunque del pecho que hacía tiempo pesaba una tonelada y no me dejaba respirar desaparece. Dejo de buscar más motivos para cambiar el destino, es un desgaste inútil, nada es casualidad. El hilo rojo ha vuelto a hacer magia. Sin saberlo, sin explicación alguna recupero la belleza de mi niña interior. Siento que ilumino todo en cuanto toco. Me siento plena.

Foto de la autora para el post «Cuando las mariposas revolotean»

Soy una persona que apuesta por las personas. Aprendí que los prejuicios te ponen muros infranqueables que hacen que te pierdas la oportunidad de conocer a personas y realidades que enriquecen tu espíritu. El abuelo de la Luna, cuando nací, me unió a muchas personas que han ido llegando a mi vida y, a la vez, dibujándola.  La vida es un aprendizaje, de lucha, éxitos, pérdidas, sueños, amistad, pasión, amor… Tengo claro que cuando surge el flechazo con una buena persona es porque grandes momentos, proyectos y sensaciones están por venir.  Mi hilo rojo me une a tantas personas buenas que me siento muy afortunada. Tengo cada días más claro que una persona atrae lo que proyecta, regala, siente y sobre todo cree. Esa es la verdadera clave, creer en lo que haces. No puedo moverme por la vida sin creer en lo que hago. Desde niña y quien me conoce sabe como trabajo, amo, siento y lidero mi vida. Todo lo que hago tiene que dejar una huella en la sociedad, en la persona, en mí. El destino lo hace conmigo. Sino… ¿Cuál sería el motivo por el que la vida quiso que naciera ese 1 de febrero hace 37 años? Esa niña que con tan sólo cinco años se hacía esa pregunta ahora ha hallado la respuesta. La clave está en las personas que llegan a tu vida y se quedan.

Personas que a lo lejos te pueden tocar y las sientes como si estuvieran junto a ti.

Personas que te ayudan a volar alto y eres valiente a su lado.

Personas que te tranquilizan con sólo mandarte un mensaje de buenos días.

Personas que vienen para enseñarte, son tus maestros.

Personas que te hacen sentir que eres un tesoro.

Personas que te rozan y hacen que tus mariposas revoloteen sin control.

Personas que te abrazan y te derrites.

Personas que al mirarlas a los ojos te lo dicen todo.

Personas que sólo con nombrarlas te provocan una sonrisa.

Personas que cuando sabes que vas a encontrarte con ellas tiembla todo tu cuerpo.

Personas que son capaces de acompañarte al infierno para que no te sientas sola.

Personas que con su voz te curan cualquier molestia.

Personas que necesitas siempre cerca porque son tu alma gemela.

Personas que prenden la llama de tu interior.

Personas que te descubren la pasión cada día.

Personas creativas, mis preferidas.

Personas diversa que te hacen conocer otra realidad y creces como persona.

Personas que luchan en la batalla de la muerte y no tienen miedo.

Personitas que te llaman mamá y que son lo más grande que tienes en la vida. En ellas, mis hijos, encuentro la mayor fuerza para dar ejemplo y que mi huella de mariposa los haga sobre todo felices y buenas personas.

Es curioso como el abuelo de la luna es tan sabio que va desenredando o acortando la distancia del hilo rojo de tus muñecas para llegar a ellas. Soy afortunada porque cada una de esas personas son mis maestras, de cada una de ellas aprendo y grabo en mi piel esa lección para crecer como persona y, sobre todo, ser buena persona. Por eso me rodeo de buenas personas. Tengo en mi vida personas por las que merecen dar lo mejor de mí cada día. Por eso cuando las mariposas revolotean es porque algo maravilloso está pasando en tu interior.

María Martín Titos.

 

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